martes, 12 de marzo de 2013

EL ORDEN NEOCOLONIAL

“En 1880 –años más, años menos- el avance en casi toda Hispanoamérica de una economía primaria y exportadora significa la sustitución finalmente consumada del pacto colonial impuesto por las metrópolis ibéricas por uno nuevo.” Así comienza el historiador argentino Tulio Halperín Donghi el capítulo cinco de su “Historia Contemporánea de América Latina”. Se refiere así al nuevo “pacto” económico que los países latinoamericanos van a llevar adelante con las potencias mundiales. En un primer momento, a partir del siglo XVI, las metrópolis ibéricas (España y Portugal) nos imponen un Pacto colonial en el que se destaca la extracción de metales preciosos y la imposición de un régimen monopólico (sólo podíamos comprarle y venderle a ellos). En esta etapa, los países impusieron su cultura, su religión e implementaron diferentes tipos de trabajos forzados. De estas colonias se extraían diferentes productos (oro, plata, azúcar, café, tabaco, etc.) que tenían como destino las metrópolis europeas. A esta etapa de explotación le siguió el período de independencias latinoamericanas, en la primera mitad del siglo XIX (entre 1810 y 1825). Ya hemos visto que en estas primeras décadas de emancipación las economías locales conservaban prácticamente los mismos rasgos heredados de la dominación española y portuguesa, e incluso había sufrido cierto retroceso debido a las guerras de independencia.
La segunda etapa colonialista se manifiesta a mediados del XIX, cuando Europa estaba en pleno proceso de Revolución Industrial. Se genera así un “nuevo Pacto colonial” o “Pacto Neocolonial”, en el que las potencias no sólo compran las materias primas latinoamericanas, sino que vuelcan aquí sus numerosos productos (manufacturas de origen industrial). Latinoamérica ingresa así al nuevo mercado mundial, en el marco de la 2da Fase de la Revolución Industrial, formando parte del proceso denominado “División Internacional del Trabajo”.
Pero para que se establezca esta relación –claramente desigual- se hace necesario crear intereses locales en los países dominados, con el objetivo de constituir elites dirigentes que se vean favorecidos por el nuevo intercambio. La asociación de intereses entre los gobiernos de las potencias centrales y algunos sectores residentes en América es lo que se denomina Pacto colonial. Así como en el primer pacto, existieron sectores que se vieron favorecidos por el monopolio comercial español y se enriquecieron y fueron partícipes del sistema; en el nuevo pacto colonial (neocolonial) también existieron elites dirigentes relacionadas con el mercado externo que favorecieron su instalación.
En este nuevo sistema implantado, podemos encontrar diferentes elementos constitutivos:
a)      Instalación del modelo agroexportador.
b)      La propiedad y el uso de la tierra.
c)      La mano de obra.
d)      Capitales, inversiones e infraestructura.
e)      Producción.
 Analizaremos aquí el primero de los elementos, para luego, en próximas entregas, poder desarrollar al resto….

 La consolidación del modelo agro-minero exportador

El panorama que se acaba de describir se vio vertiginosa y profundamente transformado durante la segunda mitad del siglo XIX. Tal es así que luego de esta “gran transformación”, hacia 1900, prácticamente no quedaba rincón alguno de América Latina que no estuviera directa o indirectamente involucrado en una economía capitalista, donde la apropiación privada de los recursos naturales, la inversión y la obtención de ganancias, y el trabajo dependiente asalariado, se habían convertido en la regla. Dentro de este panorama, la producción de materias primas y alimentos para la exportación se había expandido notablemente convirtiéndose en el motor dinámico del crecimiento económico en una magnitud muy superior a la que caracterizaba a aquellos núcleos exportadores heredados de la época colonial.
Esta orientación de las economías latinoamericanas se explica en el marco de una economía mundial integrada –una primera versión de lo que hoy se denomina “globalización”- basada en lo que los analistas definirían como una “división internacional del trabajo”; en ella los países centrales o desarrollados lograrían posicionarse como productores de productos industriales que en parte exportarían a los países periféricos mientras que estos últimos se especializaban en la producción y exportación de materias primas y alimentos. En América Latina esta integración económica más plena se dio sobre la base de la existencia de los vínculos previos establecidos desde los tiempos del orden colonial español y portugués. Roto el lazo colonial, la vinculación económica se dará entre estados formalmente autónomos, sin recurrir a nuevas formas de ocupación como las que al mismo tiempo se daban en Asia y África, si bien habrá en más de una oportunidad intervenciones políticas y hasta militares.
En esta nueva etapa, América latina pasará a convertirse cada vez más decididamente en zona reservada a la influencia británica, y a constituirse en escenario de la lucha entre influencias viejas y nuevas. Esta lucha se dará en un continente que no sólo es dependiente de los productos manufacturados extranjeros, sino también cada vez más dependiente financieramente de los capitales y las inversiones extranjeras.
“Durante este período. (1880-1930) se da, en general, el debilitamiento de las clases altas terratenientes frente a los emisarios de las economías metropolitanas. Esto va acompañado del surgimiento de clases medias urbanas, cada vez más exigentes, y un incipiente proletariado surgidos de una economía más moderna. Las consecuencias de estas presiones es un proceso de democratización; este se da mediante el sufragio universal en Argentina, Uruguay y Chile, o revolucionariamente como en México. Esta democratización no choca con el orden neocolonial, se da dentro de él y es por eso que la crisis de 1930 afecta a todos: democráticos y autoritarios.” (Halperín Donghi).


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

- Carpetas docentes de Historia. FaHCE-UNLP
- HALPERIN DONGHI, Tulio; Historia contemporánea de América Latina.
- Historia Latinoamericana 1700/2005, Maipue, Bs. As., 2007.
   GALLEGO, EGGERS-BRASS, GIL LOZANO

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