martes, 12 de marzo de 2013

MOVIMIENTOS POPULARES EN LATINOAMERICA: VARGUISMO Y PERONISMO

En 1930 dos hechos políticos marcaron un antes y un después en la historia de Brasil y Argentina, ambos evidencian un mismo síntoma, la crisis del modelo económico oligárquico (agroexportador en el caso argentino y el modelo cafetalero-exportador en Brasil). La crisis del ’29 repercute con crudeza en las economías brasileña y argentina, totalmente dependiente de los mercados externos para sobrevivir, es sin duda más terrible su consecuencia en Brasil, donde el producto que ocupa la mayor parte de las exportaciones es el café, artículo de consumo más bien suntuario, que es de más fácil prescindencia que los alimentos básicos que exporta la Argentina, esta crisis tiene sus consecuencia política inmediata, que son, el golpe de 1930 en Argentina, por un lado y la Revolución Varguista de 1930, ambos suponen un quiebre institucional importante, que vienen a señalar la incapacidad de las elites oligárquicas de encontrar una salida institucional dentro de su propio discurso, es el comienzo de una serie de experimentos institucionales, que darán paso a la aparición del populismo.
Por otro lado comienzan a esbozarse una serie de medidas que en ninguno de los dos países forman aún una política coherente, que significa, por un lado una mayor participación del Estado en el manejo de la economía, un mayor peso del mercado interno y un nacionalismo económico que aún no deja de ser un recurso retórico más. Da comienzo así un proceso de industrialización substitutiva de importaciones que aún no va más allá de la complementación con la economía agroexportadora, pero que va sentando las bases de un proceso de industrialización duradero, que tomara diferentes caminos en Brasil y Argentina.
Este dirigismo estatal favoreció la consolidación de una sector económico urbano – industrial formado por grupos no directamente vinculados al sistema exportador – importador (dirigidos principalmente al consumo interno) que  fue un valioso aliciente para la formación de una clase industrial.
La etapa del ISI se caracterizó por un doble movimiento convergente: la expansión de la participación estatal en la economía y el robustecimiento de una burguesía industrial, participantes ambas en la creación de áreas nuevas de inversión, concentradas alrededor de la industria básica y de las obras de infraestructura en donde fue acentuada la participación estatal. Este desarrollo industrial acrecentó la formación de una clase obrera industrial, y fomento la inmigración campo-ciudad, conformando sociedades urbanas de masas, basadas en economías insuficientemente industrializadas.
El rápido crecimiento de la urbanización y de la industrialización cambió la distribución  existente de poder político y sentó las bases para la aparición de las grandes coaliciones populistas de estos dos países.
Ambos movimientos parten de un planteo inicial bastante similar, articulado a través de una activa política industrialista, una mayor participación de los sectores trabajadores, la implementación de políticas de bienestar social generalizadas y una retórica nacionalista en la economía.
Si por un lado la crisis económica del modelo agroexportador y cafetalero-exportador impulsa políticas más industrialistas, esta crisis va acompañada de la crisis del modelo de democracia adulterada oligárquico, que en 1930 es evidente en ambos países. La aparición del populismo simboliza esta imposibilidad, es el mediador que opera la incorporación popular, evitando la revolución social, en el caso de Brasil esta incorporación queda reducida a las clases medias, y a un pequeño sector obrero industrial incipiente, en la Argentina a partir de la experiencia peronista se extiende a sectores populares urbanos más amplios.

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